Un error frecuente es pensar que el uso, por sí mismo, de un sistema de desinfección mejora las condiciones del aire, llegando incluso a creer que se pueden regular las condiciones de humedad y temperatura para garantizar la ausencia total de microorganismos perjudiciales para la salud.
Un sistema de desinfección
A la hora de eliminar la posible presencia de virus y bacterias en un ambiente interior no hay que confundir un sistema de desinfección con un sistema de purificación del aire interior.
El primero actúa de forma pasiva sobre los microorganismos presentes en superficies (suelos, paredes, y mobiliario) de cualquier material y acabado (enlucidos de yeso, pintura, materiales cerámicos, textiles, vidrios, madera, plástico, etc.); mientras que el segundo actúa de forma activa sobre los microorganismos presentes en el aire que circula de forma continua por una instalación de ventilación y/o climatización.
En GESTION DE TECNOLOGIAS Y ENERGIAS RENOVABLES, S.L. no aconsejamos o desaconsejamos uno u otro sistema, siendo que la finalidad de éstos es totalmente diferente. Además, las necesidades o viabilidad de uno u otro sistema puede ser determinante a la hora de decidir su implantación. El objeto de este texto es explicar el uso y finalidad de los sistemas de desinfección con Ozono; dejando para otro artículo los sistemas de desinfección con luz ultravioleta.
Desinfección con Ozono
A raíz de la crisis sanitaria por la COVID-19 se han puesto de moda los tratamientos de limpieza con Ozono; cuyo uso, tal y como se venía utilizando, sólo es eficaz para desinfectar y esterilizar superficies en espacios cerrados.
El uso de esta tecnología en labores de limpieza supone un ahorro de costes, así como una práctica medioambiental; siendo que no se requiere el uso de productos químicos y, por tanto, no se generan residuos perjudiciales para el medioambiente. Por otra parte, en su aplicación se eliminan riesgos para la salud ante la ausencia de vapores tóxicos presentes en el uso de otros productos desinfectantes.
Qué es el Ozono
El Ozono (O3) es una molécula que está compuesta por tres átomos de oxígeno. Se forma cuando se somete al Oxígeno del aire (O2) a un pulso de alta energía, mediante una descarga eléctrica o la acción de rayos ultravioletas, que llega a romper el doble enlace de la molécula de Oxígeno (O2). Los átomos de oxigeno resultantes se combinan con otras moléculas de Oxígeno (O2) presentes en el aire formando moléculas de Ozono (O3).
La conocida capa de Ozono de la atmosfera está formada como resultado de la acción que hace el oxígeno atmosférico al filtrar las radiaciones ultravioleta del Sol que inciden sobre la Tierra.
El Ozono actúa como desinfectante por su poder oxidante
El Ozono es muy inestable; es decir, tiende a captar electrones de cualquier compuesto que se le aproxime para recuperar su estabilidad como molécula de Oxígeno, sin dejar residuos ni subproductos tóxicos en esta reacción; de ahí su gran poder oxidante. Su vida media es de entre 20 y 60 minutos.
El Ozono es un “biocida” utilizado como desinfectante por ser muy eficaz en la eliminación de microorganismos como hongos, bacterias, virus y protozoos, a los que oxida y desestabiliza hasta el punto de destruirlos; siempre que la concentración de Ozono y/o el tiempo de contacto sea suficiente.
El sistema de desinfección con Ozono puede aplicarse tanto a las moléculas de Oxígeno presentes en el aire (O2) como a las presentes en el agua (H2O); de forma que se ozoniza el agua en aplicaciones de potabilización, recuperación de aguas residuales para riego y usos recreativos o, entre otros, en procesos de lavado de ropa, alimentos y útiles de trabajo.
El Ozono como desodorante
Un beneficio adicional de la desinfección con Ozono es la desodorización del agua o del espacio tratado, siendo que el Ozono es muy eficaz en la degradación de compuestos químicos como los compuestos orgánicos volátiles (COV) que son los responsables de los malos olores.
Posibles efectos sobre la salud por el uso del Ozono
El Ozono, como cualquier otro agente oxidante, es irritante por inhalación; siendo perjudicial para la salud si se respira en grandes cantidades o se superan los valores máximos de tiempo de exposición establecidos por la normativa que regula su uso.
El límite inferior de exposición diaria al Ozono, por debajo del cual una persona puede tener una exposición a lo largo de 8 horas, es de 0,05 ppm (partes por millón) que es la cantidad que el cuerpo humano es capaz de asimilar; y 0,2 ppm para periodos inferiores a 2 horas. Si es superior puede provocar tos y problemas respiratorios; irritación de ojos y garganta.
No es recomendable que las personas permanezcan expuestas durante mucho tiempo a una gran cantidad de Ozono por sus efectos dañinos sobre la salud; consecuencias advertidas el pasado 27 de abril de 2020 por el Ministerio de Sanidad en la “nota sobre el uso de productos biocidas”.
Terminado el proceso de desinfección con Ozono de una estancia es necesario ventilar ésta entre 15 y 20 minutos. En el caso de tratamientos realizados en ausencia de personas, las dosis pueden ser tan altas como requiera cada aplicación. En estos casos, el tiempo de seguridad antes del acceso al recinto tratado será entre 20 y 60 minutos.
Respecto al uso del Ozono en aplicaciones de desinfección del agua, el ozono disuelto en agua es inocuo por lo que no supone riesgo alguno para la salud.
Los generadores de Ozono
Los generadores de Ozono se utilizan para desinfectar las superficies presentes en el volumen de aire de un espacio confinado, por ello las diferentes marcas y modelos que existen en el mercado se distinguen por su capacidad y rango de aplicación. Se recomienda situarlos en altura para una mayor distribución del Ozono siendo que éste que pesa más que el Oxígeno.
Por su facilidad en llegar a cualquier rincón la desinfección mediante el uso de generadores de Ozono se utiliza en múltiples aplicaciones: Desde el interior de un vehículo, una habitación de una vivienda, de un hotel o una residencia de mayores; hasta una estancia a higienizar como un quirófano; una sala blanca o una cocina; locales como un bar, una cafetería o un restaurante; limpieza de conductos de climatización o instalaciones de la industria alimentaria; etc.